Por razones de agenda de la Bitácora Veracruzana no habíamos tenido la oportunidad de tratar el asunto de la cancelación del programa “Un día sin taxi y sin autobús” que desde que se anunció por las autoridades de la Secretaría de Gobierno del estado no próspero de Veracruz, estaba condenado al más rotundo fracaso.
No es necesario tener poderes de adivinación ni una bola de cristal para poder anticipar, como lo hicimos en su oportunidad, que el referido programa, que pretendía dejar fuera de circulación un día a la semana a taxis y autobuses estaba condenado al fracaso.
Simplemente, había que aplicar la lógica, no las ocurrencias como al parecer fue lo que hicieron las autoridades estatales, que obligaron a taxistas y camioneros de la capital Xalapa, a dejar de circular por un día, con el pretexto que esto habría de contribuir a evitar la contaminación que se genera por el tráfico de esos vehículos.
Por principio de cuentas, un buen número de taxis no les hizo caso alguno a su famoso programa, porque ni siquiera le pegaron la calcomanía que indicaba el día que deberían de dejar de circular, es decir, que siguieron circulando todos los días y es que por elemental inteligencia, si dejan de trabajar un día a la semana, son cuatro días al mes que dejan de obtener ingresos, por más que se las quisieran maquillar con argumentos como que tendrían tiempo para dar mantenimiento y embellecer sus unidades, cuando que la mayoría son de modelos recientes.
Elemental, mi querido Watson.
Lo bueno es que luego de estar aplicando el programa piloto en la capital del estado, las autoridades responsables, pudieron darse cuenta que su ocurrencia no era más que una tremenda barbaridad, por llamarla de algún modo decente.
Habrá que esperar ahora, que otra ocurrencia, se les ocurre implementar para poner de manifiesto, una vez más, su falta de capacidad y experiencia para ocupar un cargo público, pero esa como diría la mama Goya, es otra historia.